sábado, 22 de diciembre de 2012

EL PINTOR DE ALMAS (1)

                                           Fotografía: Lucien Freud

La posición del cuerpo de la modelo era grotesca, casi de contorsionista, pero el realismo que mi mente buscaba,  requería una perfección difícil de conseguir. Su blanca piel, casi nívea, huida de los arquetipos estéticos que sugerían una belleza dorada. Curvas sinuosas se insinuaban bajo el encaje negro que cubría parcialmente su cuerpo. Curvas que parecían esperar nuevamente la mano del  escultor que las acariciase, las modelase para terminar de crear  turgentes senos, poderosas caderas y sensuales nalgas.  Líneas  perfilando  su rostro  trazadas  por Afrodita


Las pinceladas se sucedieron con rapidez,  con una maestría que denotaba las muchas horas pasadas delante de un lienzo. No disponía de mucho tiempo, así que me concentré en memorizar hasta el más mínimo detalle de la escena para poder recordarlo después, cuando el escenario ya hubiese cambiado. Cuando los haces de luz del atardecer dejasen de filtrase por la ventana del estudio, acariciando uno de los rostros mas bellos que mis ojos habían contemplado.
Una hora más tarde, Prado, daba muestras de cansancio y no conseguía mantener la postura  correcta.
-          ¿Lo dejamos por hoy? – le sugerí.
Aceptó sin dudar.
No me acostumbraba a la naturalidad con que paseaba su cuerpo desnudo por el estudio, hasta alcanzar la bata que cubrió su escultural cuerpo. Cuando dejaba de formar parte de mi obra y aparecía la mujer, me costaba mucho esfuerzo reprimir el dictado de mis hormonas.
Me serví un café y observé desde la ventana su caminar felino mientras cruzaba la calle alejandose


Esa noche, como la mayoría desde hacia dos años, dormí mal. Las pesadillas eran recurrentes. Me despertaba varias veces con la respiración agitada, sudando y con una sensación de pánico, que me obligaba a levantarme, encender un cigarrillo y salir al la terraza de la casa, buscando lo único que me relajaba, lo único que me devolvía la tranquilidad necesaria para  poder seguir durmiendo. Me apoyé en el barandado de piedra y me dispuse a escuchar la sinfonía que se estaba interpretando a pocos metros, delante de mí. El sonido del mar, de las olas que en su interminable viaje a ninguna parte, rompían sin descanso en la arena de Riazor, a veces con estruendo y tintes Wagnerianos y otras con suavidad, emulando las Gymnopedies de Satie, pero siempre consiguiendo su efecto terapéutico de relajarme.
A pesar del augurio de temporal, el cielo estaba despejado y el reflejo de la luna  junto con la iluminación del paseo marítimo, permitían ver con claridad la playa en toda su extensión. El silencio era casi absoluto, la ciudad dormía, solo era interrumpido por  el  batir de las olas, que esa noche tocaban Las Walkirias.
Se levantó una ligera brisa y me estremecí al sentir  frío. Había que entrar de nuevo en casa, si no quería pescar un catarro.
Fue entonces, al darme la vuelta cuando la vi.
En una zona rocosa al comienzo de la playa, se distinguía la silueta de una persona que caminaba lentamente con la aparente intención de entrar en el mar. Algo me llamó la atención y la observé unos instantes, entonces lo comprendí.
Me cambié de ropa lo más rápido que pude, cogí el móvil, las llaves de casa y me lancé a la carrera al punto donde vi por última vez a esa persona.
Llegué exhausto, sin respiración, maldito tabaco, mascullé. No veía a nadie. La olas rompían con fuerza contra las rocas. Sería imposible sobrevivir si alguien caía al mar en esa zona.
Pensé en llamar a emergencias, pero ¿Qué podía decir? Dudaba hasta de que mi imaginación me hubiese jugado una mala pasada. Decidí volver a casa.


Continuara

Clochard

5 comentarios:

  1. Vaya!!!!

    LLego hasta tu blog para visitarte después de verte en el mío y me encuentro con este magnífico inicio de un relato que ahora me ha dejado con ganas de más... Mirando a mi alrededor en esa playa en busca ¿de? La chica, a si mismo... No tardes en continuar ¿vale?

    Un abrazo, disfruta tu domingo!!!

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  2. A la espera de la continuación, te diré que por lo que leí la historia promete


    Gracias por tu visita


    Un abrazo

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  3. Joder, no se como seguirá solo se que me has enganchado.

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  4. De aquí para allá, miro, recalo en la playa y lee este tentador relato.
    Así que me quedo por esta zona. No será en balde, espero.

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  5. Que sorpresa ¡¡

    Cuando vi la advertencia del contenido, pensé que iba a encontrarme con otra cosa¡¡


    Bien, bien¡¡


    Un aplauso o dos, o yo que sé¡¡


    Como dice mi amigo Sergio , Joder¡¡¡ atrapas¡¡¡


    Me quedo

    Besos ¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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